martes, 12 de octubre de 2010

sábado, 18 de septiembre de 2010

KAIRÓS, Divinidad del Momento propicio

Divinidad griega poco conocida que simboliza el momento propicio, es decir, el instante favorable (para actuar) por oposición al momento neutro, más común. Sólo hay tres Kairós en el mundo. El original está en Olimpia, y otro en Trogir (Croacia).

viernes, 11 de junio de 2010

¿Tengo jefe o coach?

Está de moda el coaching. Abundan las menciones a la teoría y la práctica del coaching en artículos, libros, conferencias, etc… Es tal la proliferación de modalidades, que para orientarnos entre los diferentes tipos, apellidos y escuelas que cualifican el coaching, casi tendríamos que confeccionar una guía. Encontramos desde el coaching deportivo (origen real de esta práctica ahora tan diversificada y extendida) hasta el coaching personal o life coaching, el ejecutivo, el health coaching, etc… Incluso hay programas televisivos en los que algunas personas se prestan a exhibir sus problemas personales, y un experto les ayuda a “encontrar una alternativa de conducta”. Según los índices de audiencia parecen ser todo un éxito, y en algún medio de prensa he leído que los etiquetan como programas de ”reality-coaching”. A este extremo yo me pregunto, ¿qué hay de la confidencialidad como premisa clave de un proceso serio de coaching?

El coaching es una de las fórmulas de desarrollo cuya aplicación (por profesionales formados y certificados) es relativamente novedosa en nuestro país. Aunque el concepto es familiar para los profesionales de RR.HH., estaría por determinar el conocimiento real del ejercicio preciso del mismo. Y como todo lo que emerge con cierta exuberancia, corre el riesgo de hacerlo sin la debida estructura, y la consecuencia puede ser que se provoque también alguna confusión. Sobre todo, entre los profesionales ajenos a las áreas de RR.HH., que no tienen por qué ser expertos conocedores del coaching, pero que pueden verse en la situación de adquirir o recibir este tipo de servicio, un programa de coaching. Por lo tanto, como clientes y receptores del servicio, con independencia del criterio que decidan seguir para hacer su elección de programa, será muy importante que estén bien informados.

He llegado a ver publicado que cuando superemos el complejo momento económico que atravesamos, a futuro la única modalidad sólida de formación y desarrollo que las empresas podrán ofertar a sus empleados será el coaching. A mí, la verdad, me parece extrema esta postura. Otro ejemplo de exceso que he leído entre las recurrentes menciones a esta práctica, es que el líder o jefe de un grupo tiene que ser coach de sus colaboradores para obtener la máxima y mejor contribución de dichas personas. Vamos, que se planteaba si al frente de los equipos teníamos que poner un líder o un coach. Pensemos por un momento en un manager de cualquier empresa que lea semejantes titulares o artículos, ¿qué cambios puede entender que tiene que introducir en su actividad? ¿Tengo que ser coach en vez de jefe?

En mi humilde opinión creo que se están confundiendo las cosas, o por lo menos, se está induciendo la confusión en algunos. Coach y jefe (o líder de equipo, directivo, o como queramos llamarlo), son roles muy diferentes y sus responsabilidades también lo son. Para no extendernos, aunque hay más, sólo tres apuntes:

• Parte ineludible de la responsabilidad de un jefe o directivo es la toma de decisiones. Podrá impulsar un estilo participativo en ese proceso de toma de decisiones, pero la última decisión siempre le corresponderá a él o ella.

• Corresponde al jefe en todo momento establecer la visión, esa meta que se quiere alcanzar y que transformará a mejor la realidad presente, y transferir sus conocimientos y las experiencias que puedan ser útiles a sus colaboradores. Y en un plano táctico, esa meta se traduce en los objetivos que el grupo tiene que realizar, o sea, establece los objetivos del equipo. Como se comentaba en el punto anterior, el proceso podrá ser más o menos participativo, pero la última palabra es del jefe o líder.

• El jefe debe saber delegar como manera de agilizar los trabajos y como medio para desarrollar a sus colaboradores, pero siempre será el responsable último de los resultados. Diríamos que es casi una “responsabilidad política”.

Ninguno de estos modos de hacer corresponde a un coach. John Withmore, uno de los autores al que se considera como uno de los “fundadores” del coaching como método de desarrollo, enuncia que el cometido de un coach se enfoca a “liberar el potencial de una persona para incrementar al máximo su desempeño. Consiste en ayudarle a aprender en lugar de enseñarle”. Añadiría que ese aprendizaje es fundamentalmente de la persona sobre sí misma y sus fortalezas, procurando un mejor autoconocimiento que le permita abrir vías alternativas para alcanzar las metas que busque.

De modo que el coach ni da lecciones, ni transfiere sus experiencias ni pone la metas; sus habilidades han de centrarse en el acompañamiento en esa búsqueda y en formular las preguntas claves que abren los ojos del coachee. Sí, esas que dan en su línea de flotación, que hasta le incomodan y le revuelven las tripas, porque serán las que están tocando sus prejuicios y su percepción de la realidad, sus hábitos incuestionados hasta entonces, y sus creencias de que no hay otras formas de actuar. En otras palabras, que salga de su zona de confort, genere un aprendizaje distinto, se marque sus propias metas y supere sus resultados.

Lo dicho no quita que hay que seguir impulsando y dando la batalla para que los jefes reúnan ciertas habilidades a la hora de desempeñar el difícil ejercicio del liderazgo. Sin duda, entre las mismas y destacada, figura cierta pericia o técnica para realizar preguntas, por ejemplo, cuando delegue tareas a sus colaboradores o cuando mantenga las entrevistas de revisión de desempeño. Conseguirá así, seguramente, respuestas muy jugosas que enriquecerán tanto la relación con sus colaboradores como los resultados del trabajo, aunque seguirá siendo el jefe, no un coach.

La forma natural de tratarse un jefe y su colaborador no puede ser la que se produce en los procesos de coaching, porque se trata de dinámicas con enfoques totalmente diferentes. Así que por favor, no confundamos jefe y coach.


Aránzazu Montes Cortaberría
Colaboradora de la Cátedra SEAT de RR.LL.-IESE
y Socia de EligeCoaching